Existen muchas diferencias entre mi niñez y la de mis hijas. Y creo que una de las mas grandes es sin duda el acceso a la información y comunicación atravez del internet. Durante estos últimos 10 años hemos podido ver el bum del desarrollo de las tecnologías de la información y pasado de crecer sin tener acceso al Internet a tenerlo donde y cuando sea.

Ahora las redes sociales son utilizadas para todo. Y el Internet se considera algo necesario casi para cualquier actividad académica o laboral. Los niños parece que nacen sabiendo como utilizar los dispositivos electrónicos y nos impresiona ver con la facilidad que logran navegar y comunicarse atra vez del Internet y las redes sociales.

El lado peligroso del internet

Si bien el Internet es una gran herramienta para el estudio, la investigación, y comunicación, también tiene su lado peligroso.

Dentro de los peligros del Internet esta el hecho de que nuestros hijos pueden comunicarse con desconocidos, el que nuestra información personal ande por ahí también y alguien con malas intenciones pueda acceder a esta y otros mas.

Pero en esta ocasión me quiero enfocar en la adicción al Internet incluyendo dentro de esta a las redes sociales.

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¿Que es una adicción?

Pero empecemos por definir que es una adicción, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Dentro de esta definición podemos destacar el que una adicción no es solo a una sustancia, también puede ser a una relación o una conducta.

Entonces por su parte, las adicciones conductuales se definen como la pérdida de control sobre una conducta que genera la aparición de consecuencias adversas (Potenza, 2006), es un fallo en la resistencia al impulso o tentación de realizar un acto dañino para él mismo u otros (Grant, Potenza, Weinstern y Gorelick, 2010).

Estas llamadas adicciones conductuales, comparten aspectos y características con las adicciones a las sustancias, tales como: pérdida de control, tolerancia y abstinencia, malestar emocional, circuitos neurológicos implicados, repuestas al tratamiento, entre otros.

Además, el proceso por el cual se instalan es bastante similar.(Luis Casares, 2016). En este proceso , intervendría el circuito de refuerzo dopaminérgico del núcleo accumbens e hipocampo (Holden, 2001). La dopamina es la hormona que nos permite sentir placer, así que si al navegar por Internet o interactuar por redes sociales, se eleva nuestro nivel de dopamina en sangre, claro que lo consideramos agradable. El problema es cuando la persona necesita de estar interactuando en Internet de una forma u otra, ya sea otra vez de redes sociales, juegos online, incluso si solo es por buscar paginas con información de su interés, de una forma desmedida, y que afecta sus relaciones personales y su desempeño ya sea académico o laboral.

En estos casos, hablamos de personas con “adicción a Internet”, que se caracteriza por una pérdida de control en relación al uso de Internet, donde la persona no es capaz de dejar de usarlo, e incluso puede presentar un gran malestar cuando no se encuentra conectado. (Luis Casares, 2016) Se ha estudiado como es que las personas que padecen adicción a Internet, comparten síntomas con las personas con adicción a sustancias como por ejemplo la tolerancia, abstinencia y recaídas (Beard y Wolf, 2001).

En el momento en que como sociedad se tiene constancia de la existencia de este tipo de problemática, y se empieza a documentar los primeros casos (Young, 1996), la adicción a Internet se ha denominado de formas muy diferentes: como “desorden de adicción a Internet” – (IAD, del inglés Internet Addiction Disorder; Goldberg, 1995), pasando por “uso compulsivo de Internet” (Morahan-Martin y Schumacker, 1997), o uso “patológico de Internet” (PIU, del inglés Pathological Internet Use; Young y Rodgers, 1998). Si bien aún es insuficiente la cantidad de datos existentes acerca de las adicciones a Internet, videojuegos y/o redes sociales, este problema ha generado un gran interés entre los diferentes profesionales de la investigación en el ámbito de la salud, como también en el ámbito laboral, educativo y social. Según Cruzado et al. (2006), el Internet presenta determinadas características que “explican su poder adictivo: su contenido es estimulante, la facilidad de acceso y bajo costo, la estimulación visual, la anulación de barreras, la capacidad de anonimato, desinhibición y autonomía” (Luis Casares, 2016).

Un problema real.

En fin si bien aun no es un diagnóstico incluido en el DSM-V, es una problematica de la que estamos muy consientes y de que la que existe estudios que nos hablan de como afecta al individuo.Los problemas con Internet surgen cuando sus usuarios recreativos descuidan sus rutinas diarias para permanecer conectados, o bien sustraen horas al sueño nocturno, invirtiendo el ritmo circadiano (se levantan al mediodía y permanecen conectados hasta el amanecer). Algunos afectados, además de reducir el número de horas de sueño o actividades, llegan a eliminar comidas. Permanecer conectados más de 3 a 4 horas diarias facilita el aislamiento de la realidad, el desinterés por otros temas, el bajo rendimiento académico u laboral, los trastornos de conducta, así como el sedentarismo y la obesidad o descuidos para alimentarse. (Cía, 2013). En el caso de la adicción a internet, se ha observado una reducción de la sustancia blanca en áreas orbito-frontales y del fascículo fronto-occipital (Lin et al.,2012). También se indica reducción de la materia gris en el córtex prefrontal dorsolateral, área motora suplementaria, así como en el córtex orbito-frontal, afirmándose que el uso continuado de internet provoca alteraciones estructurales cerebrales similares con los mismos mecanismos de las sustancias (Yuan et al., 2011). Por lo anteriormente mencionado, podríamos sugerir la existencia de datos que sugieren la existencia de un deterioro en los circuitos neuronales relacionados con la generación y procesamiento de emociones, atención ejecutiva, toma de decisiones y control cognitivo, sistema de recompensa y emociones (Mori, Wakana, Nagae y Zijl, 2005).

De esto podemos concluir que si bien las personas con pocas habilidades sociales son quienes están mas expuestos a este tipo de adicción, también el uso excesivo del Internet lo aislaran aun mas. Existen una serie de antecedentes que actúan como factores de riesgo de esta adicción: introversión, depresión, baja autoestima, búsqueda de sensaciones, ansiedad social y timidez. Los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo son las personas que presentan déficits específicos en sus habilidades de relación y comunicación.

Los adictos a internet experimentan síntomas ansiosos, irritabilidad, desajuste emocional y problemas en la interacción social. La mayoría admite que tecleando frente a la pantalla se expresa mucho mejor que con una comunicación verbal presencial. (Cía, 2013).

Este es un problema muy actual, se han estado desarrollando diferentes formas de intervención para tratarlo. Du et al., (2010) encontraron en su investigación que las personas con adicción a internet mostraban mejoras en su estado emocional, capacidad de autorregulación y gestión del tiempo, al recibir terapia con sesiones grupales y desde un enfoque cognitivo-conductual.

Young (1999), establece una serie de pautas a seguir dentro del tratamiento a la adición a internet:

a) Practicar lo contrario en el uso de internet: reorganizar el cómo la persona se gestiona su tiempo de uso de internet, para así romper con los hábitos de conexión y establecer nuevos horarios y hábitos.

b) Establecer tiempos límites de conexión: consiste en determinar una hora a la que la persona debe cerrar la sesión a internet para así conseguir que la persona controle aquellos estímulos relacionados con la adicción, y no disminuya las horas de sueño, elimine comidas, etc.

c) Establecer objetivos o metas: con el fin de evitar recaídas, consiste en establecer tiempos de conexión los cuales deben ser breves pero frecuentes para evitar la abstinencia.

d) Abstenerse de una aplicación particular: según el tipo de adición que tenga la persona (redes sociales, juegos online…) restringir estos usos.

e) Utilizar tarjetas de recordatorios: hacer tarjetas donde conste tanto los problemas que causa la adicción a Internet como los beneficios que se obtienen reduciendo su uso, con la finalidad de que la persona mantenga el objetivo que quiere conseguir y no se den recaídas.

f) Elaborar un inventario personal: elaborar un autorregistro de las horas que dedica tanto a internet como a otra actividades realizadas a modo de feedback, por una parte para que vaya siendo consciente de la disminución del tiempo que le dedica a internet y las nuevas actividades que ha empezado a realizar debido a dicha reducción.

g) Grupos de apoyo y terapia familiar.

Por su lado, Ramón-Cortés (2010) aborda algo muy importante y postula una serie de pautas preventivas para padres y educadores:

a) Limitar el uso de aparatos y pactar las horas de uso del ordenador.

b) Fomentar la relación con otras personas.

c) Potenciar otro tipo de aficiones (deportes, cine, actividades culturales…)

d) estimular las actividades en equipo.

f) Fomentar la comunicación y el diálogo en la propia familia.

Hay que tener presente que como con cualquier otro tipo de adicción mas vale el prevenir. Y la mejor forma de hacerlo es educarnos y educar a nuestros hijos sobre el uso consiente del Internet y las redes sociales. Crear un ambiente en el que el Internet y las redes sociales sean una herramienta mas, pero lo mas importante sean las relaciones que tenemos con las personas de nuestro circulo cercano.

REFERENCIAS:

Luis Casares, M. (2016). Aspectos neurobiológicos Trabajo Fin de Grado de la adicción a internet ylas redes sociales. (Trabajo Fin de Grado). Universidad de JAÉN.

Cía, A. H. (2013). Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM-5, APA, 2013) un primer paso hacia la inclusiónde las Adicciones Conductualesen las clasificaciones categoriales vigentes. Revista de Neuro-Psiquiatría. 2013;76 (4):210-217.